DERECHO A VIAJAR

Habrá quien replique “Oiga, que todos tenemos el derecho de disfrutarlas”. Por supuesto, como todo el mundo tiene derecho a subir al Everest, estudiar abogacía, viajar a la Luna o tener diez hijos. Pero me temo que hay derechos y derechos. Y aquí es donde se complica el tema. Mientras que todo el mundo debería de ver cumplido derechos como su libertad sexual pues ello no menoscaba el derecho del vecino, hay otros que son más complicados de cumplir. Si regalásemos a todo el mundo un viaje a la cima del Everest veríamos que 1) no cabemos y 2) ¿tendría el mismo valor llegar o simplemente estar ahí? En el caso de estudiar abogacía nuestra generación, víctima del ansia de titulitis de nuestros padres, se empeñó en cumplir su derecho a ser licenciados impidiendo por tal masificación su derecho a ejercer. Cupimos en la Universidad que gustosamente hizo ostentosas ampliaciones pero no en el mercado laboral que no las hizo[1]Con excepción de mercados como el de profesores de universidad y arquitectos de facultades, claro.

Es pues que algunos derechos debería de matizarse como: derecho “a intentarlo” o ,mejor aún , “a ganárselo”[2]Me temo que eso también va por el derecho a los gustos sexuales. Distinguir dos tipologías de derechos abre la veda sobre cómo catalogar cada uno de ellos y las respectivas discusiones. Está, por ejemplo el “derecho a decidir” que esgrimen los independentistas en Cataluña, el derecho a un vivienda  que nos les cueste tanto frente a los que exigen sus derecho a explotar la que tanto les ha costado. La primera discusión queda fuera del alcance intelectual de este autor y la segunda fuera del alcance de este libro, como se explica en el capítulo “Turistificación Avanzada: la gentrificación”, pero me sirven como ejemplos análogos sobre el debate generado en este capítulo: el derecho a viajar a lugares aún no viajados en particular y a viajar a cualquier lugar, ya en general. 

La historia del hombre desde siempre y hasta hace poco estaba fundamentada en el viaje como sentido. Los grandes viajes abrían camino a nuevos mundos, establecían nuevas rutas de comunicación, vías de desarrollo, los que quiera que signifique e implique desarrollo y sean vías metafóricas o metalúrgicas. De hecho el primer hombre era nómada, viajero incansable en busca de nuevos recursos para sobrevivir, de alimento para sus huestes[3]Hoy lo sigue haciendo ávido de un sentido para su existencia dentro de un cuerpo bien alimentado cuando no sencillamente sobrealimentado. Quizás no hemos cambiado tanto.

En un principio todo estaba por hacer, intrépidos viajeros iban descubriendo territorios para el resto de la humanidad hasta llegar a un final, un Finisterrae donde los demás podrían peregrinar siguiendo la Vía Láctea y milenios antes de que un avezado registrara la marca de tal Camino redefiniendo final y fin en Santiago de Compostela. La Ilíada, El Quijote, la Biblia, el Corán y otros tantos relatos épicos están fundamentados en viajes o peregrinaciones en una traslación como forma de transformación. A nivel personal el viaje era un rito iniciático ya fuese a los confines de la sabana donde habita la propia tribu o en viejos trenes que iban hacia el norte. El mundo tenía un límite a partir del cual había dragones según rezaban los mapas manuscritos primero e impresos masivamente después. Y en esos mapas el hombre buscaba su lugar, su posición, su dimensión. Entender lo grande que era el mundo le obligaba a aceptar lo pequeño que era.  Desde Eratóstenes de Cirene ya supo que la Tierra era redonda y con la invención del astrolabio pudo calcular mirando la estrella Polar, el paralelo en que se encontraba y no fue hasta que pudo construir relojes de precisión minutera que pudo calcular mirando al Sol amaneciendo en qué meridiano se encontraba. Sol, Mar y Tierra unidos en una ecuación con el hombre como mínimo, muy común y muy múltiplo. Faltarían unos miles de años para que pudiéramos relacionar espacio y tiempo sobre el papel (y entonces ya sí creernoslo) que sin embargo parecen no haber sido suficientes para que todos crean que la Tierra es redonda y no plana. Desde 2001 tenemos Google Earth, y ya no queda espacio por descubrir para los demás[4]Hay un dicho entre fotógrafos que dice “si no has encontrado la foto, quizás has buscado demasiado lejos”. En una pirueta conceptual hay exploradores de Google Earth que, sin moverse del … Continue reading. Es un cambio grande, evidentemente, pero el que más nos afecta es que ya no queda espacio para descubrir para nosotros mismos, desde que lo tenemos en el bolsillo. Pero además ese móvil que nos trae los mapas desde servidores remotos les lleva nuestra posición así que tampoco podemos ocultarnos al mundo, no solo hemos perdido la capacidad de descubrir al mundo sino también la de ocultarnos de él. [riots en londres]

Hasta hace bien poco todos podíamos emprender un viaje en el que descubrir algo, descubrirnos algo, descubrirnos a nosotros mismos o tan solo cubrirnos de los demás. Pero cada vez en más difícil. Sin embargo ahora todos tenemos a derecho a viajar y a hacerlo bien informados, bien guiados. Nada de ir a ciegas, a la aventura. 

Tener la solución del crucigrama tan a mano, lejos de permitirnos resolverlos nos lo impide. Ya no lo estamos resolviendo, lo estamos rellenando. Con la guía en una mano y el móvil en la otra no estamos haciendo nuestro viaje a donde apunten nuestros pasos sino cumplimentando la lista de los imprescindibles apuntados de serie. Así de pronto, tenemos el derecho de recorrer todo el mundo ahora que, gracias a la bajada de costes de las compañías aéreas podemos permitirnoslo. Y ya se encargan precisamente ésas compañías y otras relacionadas con el turismo en alentarnos para que hagamos realidad ese derecho. 

Otro problema ético es si la suma de muchos derechos individuales genera o contradice un derecho comunitario. Por supuesto que cuando pensamos “podemos permitirnoslo” nos referimos a que cada uno puede costearselo porque nuestra noción de posibilidad la hemos ajustado (reducido) a la capacidad económica sin tener en cuenta otras implicaciones para el lugar o los lugareños visitados. Volvamos a la pregunta ¿cada uno de nosotros tiene derecho a viajar a Venecia? Por supuesto. Pero ¿tenemos -todos en en conjunto- derecho a preservar Venecia antes de que se hunda literalmente bajo el peso de los turistas? Por supuesto. 

Como vemos el problema es que demasiadas cosas se dan por supuesto…. al mismo tiempo. Ahora cambiemos de perspectiva y aprovechando que el viajero enarbola como máxima ilusión[5]Prefiero ilusión a meta ya que muy difícilmente podrá mimetizar con los locales, ser uno más. Quizás sus hijos o nietos lo consigan plenamente, de pleno derecho (dependerá de la comunidad y su … Continue reading la de mimetizarse con el local, mezclarse con él permitámosle ponerse en su lugar (que es la esencia de empatizar) para preguntar: ¿Tienen derecho los Venecianos a vivir en Venecia? Por supuesto. 

Frente el derecho a ir de turismo, ¿dónde queda el derecho a no ser turistificado, reconvertido en un producto de consumo masivo? Si como hemos visto los dilemas individuales pueden espontáneamente agregarse para formar uno nuevo y más complicado quizás éste logre una solución que emerja mismamente de la confluencia de pequeñas soluciones particulares. Este efecto se da en otros ámbitos humanos como la economía[6]En https://www.youtube.com/watch?v=grrChLMOtM8 está bien ilustrado incluyendo el matiz de que si vamos a la web de los autores nos prometen que “estosololoarreglamosentretodos.org is coming … Continue reading. Si una gran crisis nacional se declara cuando múltiples sectores quedan colapsados, es la activación de elementos individuales es lo que puede llegar a la solución o evitar el problema que no es lo mismo. En el ámbito de la salud personal, un serio problema como es un cáncer puede ver retrasada su aparición con multitud de hábitos saludables ya que estos colaboran a que no aparezcan pero lamentablemente no blindan al cuerpo de su aparición ni, una vez declarado, podrán revertirlo. Por eso en el caso de la turistificación quizás fuese más realista aspirar a la prevención más que a la solución  del problema.

De cualquier forma, al igual que otros problemas como la contaminación de los mares, la seguridad en las carreteras, la violencia de género o la especulación el de la preservación del patrimonio es una responsabilidad colectiva. Y si bien debemos exigir a los gobernantes leyes y recursos para llevarla a cabo no podemos delegar en ellos ignorando la responsabilidades personales que conforman la colectiva[7]de esto se dará más adelante un ejemplo a propósito de la gentrificación donde no sobran turistas que llenan los apartamentos sino locales especuladores que se los alquilan

Todos los partícipes individuales en el proceso de turistificación: turistas, locales finales y todos los intermediarios de ambos lados tienen la solución conjunta y la responsabilidad individual. [Por ello y para ellos está escrito este libro describiendo el proceso. ]

References

1 Con excepción de mercados como el de profesores de universidad y arquitectos de facultades, claro.
2 Me temo que eso también va por el derecho a los gustos sexuales
3 Hoy lo sigue haciendo ávido de un sentido para su existencia dentro de un cuerpo bien alimentado cuando no sencillamente sobrealimentado. Quizás no hemos cambiado tanto.
4 Hay un dicho entre fotógrafos que dice “si no has encontrado la foto, quizás has buscado demasiado lejos”. En una pirueta conceptual hay exploradores de Google Earth que, sin moverse del sillón, descubren espacios recónditos como bosques vírgenes como el caso documentado en https://www.bbc.com/mundo/noticias-45356836
5 Prefiero ilusión a meta ya que muy difícilmente podrá mimetizar con los locales, ser uno más. Quizás sus hijos o nietos lo consigan plenamente, de pleno derecho (dependerá de la comunidad y su legislación).
6 En https://www.youtube.com/watch?v=grrChLMOtM8 está bien ilustrado incluyendo el matiz de que si vamos a la web de los autores nos prometen que “estosololoarreglamosentretodos.org is coming soon”.
7 de esto se dará más adelante un ejemplo a propósito de la gentrificación donde no sobran turistas que llenan los apartamentos sino locales especuladores que se los alquilan